domingo, 7 de octubre de 2012

Etapa 4: Cabañaquinta - Santibañez de Murias 18.09.12

Cuarto día; son las ocho de la mañana y me encuentro solo en la habitación mirando a la calle a través de un cristal empañado, lo peor que me podía pasar me estaba pasando, había llegado el agua, lloviznaba como si de un pulverizador se tratase, constantemente. Desde el primer momento que planeé este viaje temí por dos cosas, una mi capacidad física y mental y la otra la condiciones meteorológicas.

Ese día tardé algo más en recoger y bajar a desayunar, estaba claro que lo que me esperaba no era agradable e inconscientemente estaba retrasando mi salida. 
Me acerqué al Bar Villablanca y desayuné leyendo el periódico estirando al máximo ese momento pero sin quitar la vista de la calle, sobre todo de los charcos, tenía que cerrar mi paso por Cabañaquinta pero no veía el momento.

En ese punto el GR me daba dos opciones, volver hasta Levinco y de ahí a Bello para subir a Coto Bello por un pista imposible (así la describe el libro) o seguir por la carretera general hasta un poco más allá de Castañedo en dirección a Oviedo y de ahí coger la carretera AS112 que sube hasta la Cima Chechu Rubiera. Teniendo en cuenta que llovía, opté por la segunda opción.


Salida del Bar Villablanca con el equipaje protegido para el agua


Enlace con la AS112 para comenzar la ascensión a Coto Bello


Primeras rampas donde se juntó el orbayu con la niebla




Con media subida hecha, el tiempo no mejoraba si no iba a peor ya más por la niebla que por la débil llovizna que me iba calando.


Zonas comunes con el Anillo Central Ciclista


Los porcentajes eran altos y poco a poco vi como el cansancio de días atrás aparecía en mis piernas. Solo llevaba unos 15 km desde que había comenzado y no iba bien, a todo esto había que añadir la mojadura que ya llevaba encima. Cuando llueve uno siempre tiene la duda de si mojarse directamente de fuera para dentro o ponerse el chubasquero para mojarse de dentro para fuera. Sin darme cuenta estaba empapado por fuera y por dentro¡¡¡


Punto de enlace entre la subida por carretera y la pista que subía desde Bello


Indicador de mi próxima parada Santibañez de Murias


Al fin cumbre¡¡¡




 Fotos conmemorativas de la cumbre y de la mojadura


La condiciones del tiempo se mantuvieron y tanto el agua como la niebla seguían acompañándome. A penas se veía a unos metros y el hecho de que ya no hiciese falta pedalear hacía que comenzase a enfriarme. Pensé en parar a poner ropa seca pero ya era tarde, hubiese tenido sentido si mi chubasquero no estuviese mojado por dentro, pero no era el caso, por lo que decidí seguir para abajo tratando de escapar del agua y la niebla. Fue una pena de bajada, era una pista ancha con mucha pendiente pero recuerdo perfectamente el brillo de las piedras que me hacía poner los cinco sentidos en todo momento.


El cartel describe la panorámica, la niebla lo deja claro, no se ve nada


Por fin pierdo altura y alcanzo la carretera que me llevaría a Santibañez de Murias, seguía lloviendo debilmente pero sin parar un instante. El día había empezado mal, estaba cansado y mi ánimo por los suelos. Lo que menos imaginaba era lo que me tocaría vivir. Cuando algo se pone mal todavía se puede  poner peor...,



Más carteles del Anillo Central Ciclista y del GR a la entrada de Santibañez de Murias


En este pueblo estaba el Hotel Rural La Estrella de Coaña, donde tenía que haber dormido la noche anterior, pero como ya comenté, hubo cambios de última hora y no llegué. No había ningún bar en el pueblo por lo que me acerqué al hotel a ver si podía comer algo y tomar un café caliente así como secarme un poco.

Al llegar, mojado hasta atrás, me encuentro con el dueño ante el que me identifico y le digo que debería haber llegado ayer pero que..., sin más me dice que ahí esta la recepción. Le digo que no venía con intención de quedarme si no si puedo comer algo, a lo que rápidamente me dice que no, que no sirven comidas, que hay un bar 5 km dirección a Moreda... teniendo en cuenta que voy en bici no era buen plan desviarme para comer y hacer un bonus de 10 km...

Aprovecho para comentar con el fulano el trazado a seguir y cuando voy a echar mano del libro, me doy cuenta que no lo tengo; ruina de día, me lo había dejado olvidado en Cabañaquinta... Cuando viaja solo se da cuenta de eso, que está solo, tienes que ocuparte de todo, día atrás me había olvidado en Vegarrionda mis camisetas interiores. Tienes que ocuparte de la comida, de la ropa, de los repuestos para la bici, de revisarla día a día, del agua, etc... En grupo, todas esas cosas se reparte y diluyen entre todos y te permite cierto relajo ante la cobertura de tus compañeros.



Ante tal hospitalidad me quedo tan perplejo que le pido poder comer el bocadillo que me había hecho Merce en Cabañaquinta, en el descansillo de la puerta que veis abajo. Me dice que sí y se va. Me sentí como un perro a la puerta de casa. Entré en el hotel y pedí una coca-cola, me la dieron pero tampoco nadie tuvo la deferencia de decirme que la tomase dentro o si me quería secar...


Después de 20 minutos tomando el bocadillo y el refresco, comencé a temblar como un hoja, el frio empezaba a calar hondo, llovía cada vez más fuerte y la temperatura ambiente y la de mi cuerpo descendían a marchas forzadas. En frente tenía una subida muy dura hasta La Carisa y por otro lado me encontraba en un infierno. Esperé un poco más y la cosa no cambiaba por lo que muy a mi pesar, volví a entrar en el hotel y les dije que me iba a quedar. Me dieron una habitación, la 106, como no daban comidas muy amablemente me hicieron dos huevos con patatas y un poco de jamón con agua del grifo y un poco de flan por el que me sacudieron 12 €, añadidos a la media pensión que en un principio había acordado en 53 €, el sitio más caro del viaje y que por ciencia infusa quisieron elevar a la categoría de pensión completa = 75 €. Menos mal que a pesar de haber perdido o más bien olvidado el libro y mis notas con mis alojamientos, tuve la idea de hacer una foto con el móvil y lo pude utilizar para que revisasen su tarifa. Tengo que decir que una chica tuvo la amabilidad de lavar mi ropa.
A las tres de la tarde estaba en mi habitación, triste, hundido y tratando de descansar para afrontar el día siguiente lo que me venía encima. Todo se había complicado, no había sol ni alegría si no una situación frustrante que hizo que mi cabeza trabajase a ritmo extraordinario para dominar la situación.

Empleé cuatro horas para cubrir 31 km con 1.017 m de desnivel nada divertidos.




3 comentarios:

  1. Sin duda un día duro en todos los sentidos.

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  2. Javi, como bien dijo aquel Felipe II: "no envíe mi flota a luchar contra los elementos"...

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  3. Hotel rural La Estrella de Coaña, intentaré recordarlo. Duro, Javi, más sabiendo como afrontas tú cada reto. Una pena de agua y de niebla.

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